lunes, 20 de diciembre de 2010

Imperios Coloniales en África y Asia


Presencia francesa en África durante el siglo XIX:


Muchas razones determinaron el paso del imperialismo marítimo-mercantil al imperialismo colonial en la segunda mitad del siglo XIX. En África esto se dio relativamente tarde, pero Argelia constituía una excepción. En 1830, Francia había ocupado el país, en soberanía del Imperio Otomano.


 

La experiencia colonial argelina fue muy amplia y diferente a la de los demás países. Ciento treinta y dos años fue Argelia colonia francesa, desde el 5 de julio de 1830. Durante esos años la colonización francesa había tenido un modo de expresarse cumplidamente, realizándose en la versión extrema de la asimilación política y cultural, tanto como para hacer necesariamente extremada la reacción del pueblo colonizado, obligado a recurrir a la revolución para encontrar su propia identidad.

El interés de Francia por Argelia se remonta a la época napoleónica. La política colonial francesa había sufrido un vuelco en las últimas décadas del reinado de los Borbones a raíz del engrandecimiento de la Corona Británica, ya que en la guerra de los siete años logró una victoria casi total. También Napoleón había pensado en las colonias en la época de las conquistas europeas, un ejemplo de esto fue la aventura en Egipto. Napoleón eligió Argelia para castigar al rey por su errónea jugada entre Francia e Inglaterra.


 

Los planes para la conquista se llevaron a cabo recién en 1830 por Carlos X. Argelia representaba un lugar ideal y estratégico para un imperio como Francia. Después de la restauración, Francia reemprendió un programa de expansión colonial, con una idea netamente imperialista.


Argelia no disponía de una autoridad política, para competir con una potencia técnica y militar superior.

Por el año 1671, la autoridad del bey, no se extendía más allá de la capital. Sólo en el siglo XVIII, el gobierno del bey alcanzó un nivel de relativa seguridad y a fines de siglo, el bey consiguió el título de bajá, que implicaba una semiindependencia. La disminución de los ingresos de la piratería y la concentración de los beneficios en las casas de comercio europeas debilitaron económicamente la regencia, haciéndola deudora de grandes potencias. Fue por una disputa financiera entre Argelia y Francia el pretexto, luego de varias tensiones e incidentes, para que en 1830 desembarcaran en tierras del bey de Argel las tropas francesas.

"Veinte días han sido suficientes para abatir a un Estado cuya existencia hacia tres siglos que exasperaba a Europa", afirmó el General Bourmont, jefe de expedición francesa. Políticamente hablando, Argelia no era un Estado sino parte del Imperio Otomano.

El reino de Carlos X tenía finalmente en su colonia la diversión esperada y la popularidad.

La conquista militar de Argelia no fue nada difícil. Las tropas de Bourmont desembarcaron el 14 de junio de 1830 en Sidi Ferruch, veinticinco kilómetros al oeste de Argel. El 5 de julio el bey firmó una capitulación y partió al exilio.

La colonización duró así hasta la Primera Guerra Mundial y la conquista militar, poco menos y a través de numerosas etapas.

El criterio predominante en que se inspiró la política colonial francesa en Argelia fue el de la asimilación. Argelia, incapaz de una unidad política y de la independencia, se convirtió en el teatro de una dislocación integral, mediante una transposición de todo un patrimonio de leyes y de costumbres, además de la imposición de un poder extraño.


En Argelia la asimilación adquirió caracteres todavía más vinculantes, porque las condiciones climáticas favorables hicieron de ella una colonia de poblamiento.

La conquista de Argelia había sido prematura respecto a la fase de desarrollo del colonialismo, Francia no tenia entonces una política colonial. Pero el gobierno francés se adhirió rápidamente a la idea de fundar en el norte de África una importante colonia. A pesar de esto, la política francesa en Argelia fue improvisada e indecisa y confiada a la iniciativa de cada uno de los gobernadores.

Francia celebró la aparición de un líder como Abdel Kader, que tenía los poderes y las capacidades para dar a Argelia una unidad. El choque final con Kader debía ser, en efecto, la solución del problema de la conquista. Aunque Abdel Kader se apropio del nacionalismo argelino, Francia encontró en él un aliado.

Abdel Kader, hijo de familia noble, asumió en los primeros tiempos del colonialismo la tarea de la resistencia; supo desvincularse de los perjuicios de su posición social, ampliando las dimensiones y significado de la rebelión.

En realidad la guerra que peleó Kader fue en defensa de las tierras y la religión, con un sentido de nacionalismo natural y unidad política.

Al caer Kader, su poder y la pacificación fueron abatidas por la fuerza, pero quedaban aun sin someter las tribus bereberes, que nunca habían suspendido su agitación y eran hostiles a la penetración francesa.

La revuelta de Moqrani puede ser fácilmente vinculada con el preludio del futuro movimiento nacionalista, pues estaba alimentada por la frustración de las masas campesinas privadas de sus mejores tierras. De este modo se formó en Argelia una tradición de lucha en el sector campesino que un siglo mas tarde conseguiría la libertad de Argelia.

La particular estructura del Estado de Argelia y la forma gradual que tuvo la conquista influyeron directamente en las soluciones constitucionales que elaboró Francia para la Colonia. El general Clauzel, que sucedió al legitimista Bourmont en 1830 a la caída del último Borbón, consiguió que Francia administrase directamente la faja costera, controlando el resto del país a través de los jefes musulmanes vinculados a Francia por tratados de protectorado.



En 1845  Argel queda dividida en tres provincias: Argel, Oran y Constantina; en cada una de ellas se diferenciaban las zonas civiles de las militares.


 

La caída de Abdel Kader facilitó mucho a Francia ya que era la única amenaza que podía obstaculizar la conquista de toda la colonia.

La instauración de una voluntad colonial declarada tuvo muchísimos efectos; por ejemplo y ante todo se intensificó la corriente migratoria hacia Argelia, pues el pueblo francés de la segunda república veía en las colonia un desahogo de la crisis social de la metrópoli.

Por algún capricho del destino fueron los obreros parisinos que habían vencido a Luis Felipe los que marcharon a Argelia para completar la obra del general Bugeaud. En menos de dos años llegaron a Argelia al rededor de veinte mil franceses, dando comienzo al sistemático despojo de las tierras fértiles, que debía ser una de las notas dominantes de la colonización de Argelia.


 

Se inventó otro pretexto, el de la "tierra vacante". El sistema administrativo se modificó a la luz de la nueva situación, proclamando a Argelia en 1848 "territorio francés" y dividiéndola en tres departamentos encabezados cada uno por un prefecto; departamentos que enviaban representantes propios a la Asamblea nacional en elecciones reservadas, naturalmente, a los colonos.

Las directrices a las que se atuvo Napoleón III en un primer tiempo pueden sintetizarse en la fórmula "más capital y menos colonos".

El incremento natural de la población europea residente, la afluencia de franceses de compañías financieras e industriales y la llegada de técnicos para la construcción de obras públicas emprendidas por Francia, aumentaron considerablemente la población blanca en África y no permitieron una reducción eficaz de los blancos. De forma tal que al hundirse el segundo imperio los europeos de Argelia habían subido a 245.000.

Sin embargo, el mayor impulsor de la colonización y centralización fue la tercera república, opina Cataluccio "Fue la gran época de la colonización francesa, tanto de la oficial como de la libre, de la proletaria como de la capitalista". Como aconteció en todas las posesiones coloniales, las divisiones verticales (en clases) desaparecieron ante las horizontales (en razas), ubicando a los blancos contra los árabes.



El problema era que hacer con los árabes. Algunos hablaron claramente de exterminio, otros, mas prudentes, de manchas de aceite, para empujar a los argelinos cada vez mas al sur. "Se desenvolvía así el drama más degarrador de la colonización argelina, el de la expulsión de las tribus de sus tierras ancestrales sin provecho real para la población francesa .

La administración de Francia en Argelia tuvo siempre el propósito de meter al país conquistado dentro de la matriz del conquistador.

En 1871 los colonos habían recobrado un lugar en el Parlamento de París y desempeñaban una indudable influencia sobre la gestión administrativa de Argelia, a través de los grupos de presión en Francia y de los órganos consultivos en Argelia.

Los colonos querían gobernar Argelia por sí mismos, que en parte era una creación suya y que estaba convirtiéndose en su patria efectiva.

Siendo así, en 1900, el gobierno francés aceptó llevar a cabo un principio de descentralización.


El final de este período de acomodamiento coincidente con la pacificación y con la afluencia de los colonos, fue la ley del 19 de diciembre de 1900, que otorgó a Argelia personalidad jurídica, separando su presupuesto de los de Francia.

Argelia no escapaba como colonia a la cultura francesa y a la política de Francia. "Ningún pueblo como el argelino ha padecido con más violencia, en todas sus consecuencias, este proceso de desposesión y alienación".

El velo había sido concebido como símbolo del código de la mujer argelina, sin embargo, el proceso de asimilación-alienación en los años de colonialismo se operó en dos sectores: el de la común fe islámica, y el régimen de los bienes raíces como elemento esencial de la producción de la sociedad árabe argelina.


Ninguna medida económica a favor de los árabes ha podido compensar la crisis provocada por la pérdida de las mejores tierras de cultivo y por el continuo repliegue hacia las zonas semidesérticas del Sur.

No es una casualidad que el centro de la resistencia durante todos los años de la conquista fuese el mundo rural.

La Argelia de la primera mitad del siglo XIX presentaba menos indigencias, más ocasiones de progreso con relación a la civilización de la época y al movimiento de los pueblos líderes, de las que mostró al final del mismo siglo, cuando este país, despojado de millones de hectáreas de tierra, de sus bosques, de sus minas, de su libertad y de sus instituciones, perdió al mismo tiempo el apoyo esencial y el motor de toda evolución verdaderamente colectiva.


Apresado entre la explotación demográfica y el engranaje de la economía monetaria, el hombre argelino vio debilitarse su identidad y la propia estabilidad psicológica y sociológica, adquiriendo un espíritu reindivicativo.

Gracias a la sociedad rural, que reaccionó para eludir el empobrecimiento y su desaparición, una razón de continuidad sobrevivió a pesar de todo a cualquier violencia, y, a través de un proceso fatigoso y de difícil apropiación, el objetivo de la batalla del nacionalismo argelino moderno, sería logrado.

La invasión de Argelia por parte de los Franceses fue prolongada y en consecuencia sus efectos sociales, políticos y económicos fueron intensos. Por otro lado los argelinos sufrieron el proceso de asimilación, que implica la supresión de la individualidad estatal y cultural del pueblo colonizado; situación muy poco favorable para la evolución de un pueblo.

Colonialismo británico en Birmania:

El Imperio británico, tras ocupar diversas provincias hacia 1862, dominó todo el territorio, y en 1886 estableció un protectorado colonial. Durante la segunda Guerra Mundial fue ocupada por los japoneses, pero fue retomada por Gran Bretaña en 1945. En 1948, el Reino Unido se vio obligado a conceder la independencia.



 

Bagan, antigua Pagan, capital de los reinos que conformarían Birmania.







 

Amos y porteadores. Dos viajeros británicos en la antigua Birmania, en 1887.











Alegoría del Imperialismo Inglés.